jueves, 29 de septiembre de 2022

NEOCLÁSICO

La literatura en el siglo XVIII. Contexto histórico-social




La literatura en el siglo XVIII. La lírica


En el siglo XVIII, se ponen los pilares sobre los que se construye el mundo tal y como lo conocemos, tan distinto de aquel del Antiguo Régimen que configuraba Europa desde la Edad Media (con su monarquías absolutas, su sociedad estamental, su producción agraria y artesanal….)  Ahora, de la mano del conocimiento, la razón y la experiencia, se dan   los primeros pasos hacia los ideales de justicia e igualdad, la mentalidad científica, la sociedad industrial dividida en clases, la fe en el progreso.... Pasos que culminan con un hecho decisivo tras el que el mundo occidental ya no podía volver a ser el mismo: la Revolución Francesa de 1789.



Artehistoria nos ofrece un breve  y rápido acercamiento a la España de este siglo, la de los Borbones:



Para un acercamiento algo más completo, tenéis el documental "Siglo de las luces e ilustración", que se centra sobre todo en la situación en España:

 
Más amplio, más profundo y general es el documental "Héroes de la ilustración", en dos partes.
La primera se titula de forma muy elocuente "El poder del conocimiento":
 
Y la segunda, "Cambiar la sociedad":



Lectura en casa de Madame Geoffrin -Gabriel lemonnier

El siglo XVIII y su literatura



Durante el siglo XVIII se produce en toda Europa el ascenso de la burguesía, que va imponiendo su mentalidad práctica y utilitarista dando lugar a un movimiento conocido como Ilustración, caracterizado por el racionalismo, la exaltación del conocimiento y el rechazo de todo dogma o saber heredado. Con ella se generaliza el espíritu crítico: todo el saber se somete a un doble filtro, la razón y la experiencia, dando lugar a muchos avances y transformaciones que culminarán en 1789 con la Revolución Francesa y sentando las bases para el mundo moderno. Además, se trata de un movimiento caracterizado por el materialismo, el utilitarismo y la fe en el progreso. 


La obra que mejor refleja el espíritu de la Ilustración es la Enciclopedia, surgida en Franciaentre 1751 y 1780 y dirigida por Diderot y D’Almembert, y que pretendía recopilar todo el saber humano basándose sólo en principios racionalistas. Otros pensadores y escritores ilustrados franceses serán Rousseau, Montesquieu y Voltaire, y esta nueva mentalidad escéptica y crítica llevará entre otras cosas a que se postule la separación entre la Iglesia y el Estado, o se llegue al deísmo. 

Es por tanto una época de progreso, cambios y avances que suponen muchas mejoras en la medicina, la ciencia, la técnica y el bienestar de los hombres. A ello contribuye la generalización de una nueva forma de gobierno denominada Despotismo Ilustrado, cuyo lema (“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”) recoge muy bien su espíritu: los reyes son depositarios de un poder absoluto que ejercen intentando favorecer las condiciones de vida de sus súbditos. Para ello, se rodean de eruditos y técnicos en distintos ámbitos que les asesoran. 


La Ilustración encontró muchas dificultades en España, y los ilustrados fueron prácticamente una minoría que sufrió muchas reticencias e incluso rechazo por la gran masa popular, los viejos nobles o la iglesia. Aún así, fue muy importante su labor, por ejemplo, en la transformación de las ciudades, la reforma de costumbres y vida pública, o la creación de instituciones culturales como la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Lengua Española y la Real Academia de la Historia, o la fundación del Museo del Prado y el Jardín Botánico en Madrid. 


En España, el desarrollo de una literatura propiamente ilustrada encontró muchas dificultades, por lo que fue algo minoritario y breve, vinculado sobre todo a una minoría intelectual muy influida por el pensamiento, la cultura y el arte franceses (cuna de la Ilustración), que tuvieron que luchar contra la pervivencia de las formas del Barroco (por ejemplo, en el teatro). Esta literatura recoge y refleja el espíritu de la Ilustración: 
  • Racionalismo, utilitarismo y didactismo: la literatura debe contribuir al conocimiento, al progreso, la educación, la difusión de las nuevas ideas . Se rechazan las formas meramente expresivas o demasiado imaginativas, todo lo que no sea útil, práctico o alejado de la moral. Predomina la literatura de ideas y el prosaísmo. Así, el género más cultivado será el ensayo(texto literario en el que el autor expone sus ideas sobre un determinado tema) o prosa de ideas. 
  • Neoclasicismo: la literatura se rige por los principios clásicos de sencillez, claridad, armonía, proporción y se concibe como algo que se puede aprender respetando las normas clásicas y rigiéndose por el “buen gusto”  
Con todo, a finales del siglo se produce una reacción frente al Neoclasicismo con obras que exaltan el sentimentalismo, la imaginación y lo lúgubre, y muestran cierto rechazo a las reglas, anunciando ya las características del movimiento posterior, el Romanticismo, por lo que se denomina Prerromanticismo.


POESÍA

La poesía no es el género preferido por los  Ilustrados, que concebían la literatura como un medio más de transmitir conocimiento, educar y contribuir a cambiar al mundo. Así que no es extraño que, dentro de la poesía, se decantaran por aquella menos sentimental y más de ideas (las sátiras, las odas o las epístolas morales en verso) y, sobre todo, por un género antíquísimo, que ya venía de la Antigüedad Grecorromana y que ya en la Edad Media (otra época casi obsesionadoa con el didactismo) había conocido cierto esplendor: las fábulas, esas pequeñas historias con moraleja, muchas veces protagonizadas por animales, que de paso que nos entretienen, nos sorprenden o hasta nos divierten, nos transmiten una enseñanza o "moraleja". Y que -por algo será- siguen contándose y escuchándose con agrado en la actualidad.


El Siglo de las Luces español contó con dos grandes fabulistasTomás de Iriarte y Félix Mª De Samaniego que aprovechando la gracia del verso y si facilidad para ser recordado, escribieron muchas fábulas, algunas -las menos- inventadas; las más,tomadas  de esa antiquísima  tradición con que contaba ya el género, y reelaboradas. Si os gustan, en la red tenéis muchas (Internet es el medio idóneo para la difusión de poemas), Por ejemplo, aquí podéis leer unas cuantas de Irirarte, y aquí, otras tantas de Samaniego.

Aquí tres pequeñas muestras:
  • La primera, una de las fábulas más famosas, la de la lechera, recreada por Samaniego.
  • La segunda, la del burro y la flauta, que está en el origen de la expresión "sonar la flauta", escrita por Iriarte.
  • Y la tercera, otra vez de Samaniego, nos cuenta una anécdota ocurrida a dos amigos con un oso, que ofrece una valiosa enseñanza sobre la amistad.



Fijaos que estos textos, a pesar de estar escritos en verso, son en realidad muy poco poéticos, y utilizan un estilo, es decir, una lengua, muy prosaica, muy similar a la de los textos en prosa, porque no es la belleza ni la originalidad lo que interesaba a estos escritores, sino resultar claros y sencillos de comprender para transmitir la enseñanza de la forma más eficaz posible, y así lograr el ideal clásico de "enseñar deleitando". Que hay que reconocer que sí, que lo consiguen.

El teatro Neoclásico. Leandro Fernández de Moratín y "El sí de las niñas"


El teatro  era un género que interesaba y preocupaba mucho a los Ilustrados por un doble motivo:
  • La situación del teatro en España, heredada por un teatro barroco cada vez más degenerado, con obras inverosímiles e inmorales que rozaban lo disparatado, un estilo rebuscado y artificioso y un ambiente de representación en el que predominaban la incultura, la falta de educación e incluso la violencia. Llegarán a tomarse medidas como prohibir determinadas representaciones.
  • Su potencialidad como forma de educar al pueblo: al teatro asistía todo el mundo, incluso aquellos que no sabían leer, y por ello se consideró pronto una forma de educar e instruir al pueblo y reformar sus costumbres.

Fueron muchos los esfuerzos de los ilustrados por transformar el panorama teatral, pero sus resultados fueron muy limitados, porque el gran público seguía prefiriendo las comedias barrocas o los sainetes de Ramón de la Cruz: obras cortas cómicas de temática costumbrista en la que suele algún tipo de enredo y protagonizada por personajes populares tipo (el majo, el aguador, la barbera…)

Los Ilustrados promovieron un teatro ilustrado y neoclásico cuyas características eran:
  • Neoclasicismo: imitación del teatro clásico y respeto a sus normas (con las que había roto el teatro Barroco):
    • Separación entre comedia y tragedia.
    • Respeto a las reglas de las tres unidades: un solo lugar, no más de 24 horas, un solo argumento, sin acciones secundarias que desvíen la atención del público.
  • Verosimilitud: Se prefieren los temas cotidianos, contemporáneos y realistas, y se produce un rechazo de los excesos imaginativos del barroco.
  • Didactismo y afán moralizador: el teatro sirve para criticar determinados aspectos de la sociedad que se quieren reformar, llegándose a poner en boca de los personajes reflexiones sobre y para ello.
  • Preferencia por la prosa (sobre todo en la comedia) y el uso de un lenguaje elegante pero coloquial y adaptado al personaje.

Se cultivará sobre todo la comedia, aunque también se escribieron tragedias, generalmente de tema histórico (Raquel, de Vicente García de la Huerta, o el Pelayo de Jovellanos).

El principal autor de comedias neoclásicas será Leandro Fernández de Moratín, que escribió cinco, tres de las cuales tratan el mismo tema: el matrimonio forzado entre una joven y un señor mayor. Ese es el asunto de su obra más famosa, El sí de las niñas, pero también de El barón y de El Viejo y la niña. Además, escribió La comedia nueva o el café, en la que plantea la reforma del teatro en España, y La mojigata, en la que critica la falsa religiosidad.
El sí de las niñas transcurre durante diez horas en una posada de Alcalá de Henares, a la que acude Dª Paquita acompañada de su madre, dª Irene, para encontrarse con su futuro marido (escogido para ella por su madre) tras haber sido educada en un colegio de monjas. Ella tiene unos 15 años y él alrededor de 60. Dª Paquita está enamorada de un joven que ha estado meses cortejándola, que ella cree que se llama D. Félix, pero que en realidad se llama D. Carlos y es sobrino de D. Diego, su prometido, al que ha escrito contándole los planes matrimoniales de su madre y que ha acudido a la pensión sin saber que el futuro pretendiente de su enamorada era su tío y protector, con el que llevaba un tiempo distanciado. D. Diego, que ya sospechaba que Dª Paquita no estaba en realidad enamorada de él,  intercepta una carta de los enamorados, descubriendo toda la situación, y renunciando a su matrimonio con la joven para que esta pueda casarse con su sobrino y sean felices.

Vamos a leer y comentar un par de fragmentos de la comedia neoclásica "El sí de las niñas", de Leandro Fernández de Moratín, una de las tres en las que este autor aborda y critica la falta de libertad de las mujeres de su época para elegir marido, los matrimonios desiguales -sobre todo en cuanto a la edad de los conyuges- , el excesivo autoritarismo de los padres y la educación que recibían en general las chicas (al parecer, porque él en su vida personal sufrió las consecuencias de todo esto).

  • El primero pertenece a la Escena IV del II Acto, y en ella vemos a D! Irene persuadir a su hija (en la que percibe una actitud distante y reticente) sobre la conveniencia de su matrimonio con el sensato, caballeroso y educadísimo D. Diego. 

  • Leandro Fernández de Moratín 


ADAPTACIÓN TEATRAL EL SI DE LAS NIÑAS
  1. (1760-1828)
    El sí de las niñas
    Acto II, Escena IV

    DOÑA IRENE.-   Pues mucho será que Don Diego no haya tenido algún encuentro por ahí, y eso le detenga. Cierto que es un señor muy mirado, muy puntual... ¡Tan buen cristiano! ¡Tan atento! ¡Tan bien hablado! ¡Y con qué garbo y generosidad se porta!... Ya se ve, un sujeto de bienes y posibles... ¡Y qué casa tiene! Como un ascua de oro la tiene... Es mucho aquello. ¡Qué ropa blanca! ¡Qué batería de cocina! ¡Y qué despensa, llena de cuanto Dios crió!... Pero tú no parece que atiendes a lo que estoy diciendo.
     DOÑA FRANCISCA.-   Sí, señora, bien lo oigo; pero no la quería interrumpir a usted. 
     DOÑA IRENE.-   Allí estarás, hija mía, como el pez en el agua. Pajaritas del aire que apetecieras las tendrías, porque como él te quiere tanto, y es un caballero tan de bien y tan temeroso de Dios... Pero mira, Francisquita, que me cansa de veras el que siempre que te hablo de esto hayas dado en la flor de no responderme palabra... ¡Pues no es cosa particular, señor! 
    DOÑA FRANCISCA.-   Mamá, no se enfade usted. 
    DOÑA IRENE.-   No es buen empeño de... ¿Y te parece a ti que no sé yo muy bien de dónde viene todo eso?... ¿No ves que conozco las locuras que se te han metido en esa cabeza de chorlito?... ¡Perdóneme Dios! 
    DOÑA FRANCISCA.-   Pero... Pues ¿qué sabe usted? 
    DOÑA IRENE.-   ¿Me quieres engañar a mí, eh? ¡Ay, hija! He vivido mucho, y tengo yo mucha trastienda y mucha vista para que tú me engañes.  
    DOÑA FRANCISCA.-    (Aparte, creyendo que su madre ha descubierto su relación secreta)  ¡Perdida soy! 
     DOÑA IRENE.-   Sin contar con su madre... Como si tal madre no tuviera... Yo te aseguro que aunque no hubiera sido con esta ocasión, de todos modos era ya necesario sacarte del convento. Aunque hubiera tenido que ir a pie y sola por ese camino, te hubiera sacado de allí... ¡Mire usted qué juicio de niña éste! Que porque ha vivido un poco de tiempo entre monjas, ya se la puso en la cabeza el ser ella monja también... Ni qué entiende ella de eso, ni qué... En todos los estados se sirve a Dios, Frasquita; pero el complacer a su madre, asistirla, acompañarla y ser el consuelo de sus trabajos, ésa es la primera obligación de una hija obediente... Y sépalo usted, si no lo sabe. 
    DOÑA FRANCISCA.-   Es verdad, mamá... Pero yo nunca he pensado abandonarla a usted. 
    DOÑA IRENE.-   Sí, que no sé yo... 
    DOÑA FRANCISCA.-   No, señora. Créame usted. La Paquita nunca se apartará de su madre, ni la dará disgustos. 
    DOÑA IRENE.-   Mira si es cierto lo que dices.
    DOÑA FRANCISCA.-   Sí, señora; que yo no sé mentir. 
    DOÑA IRENE.-   Pues, hija, ya sabes lo que te he dicho. Ya ves lo que pierdes, y la pesadumbre que me darás si no te portas en todo como corresponde... Cuidado con ello.
    DOÑA FRANCISCA.-    (Aparte.)  ¡Pobre de mí! 


    • Estas son las cuestiones que te proponemos sobre él:

    1. Indica el autor, el género y el subgénero. ¿Por qué preocupaba tanto este género a los ilustrados? ¿Qué pretendían con sus obras?
    2. ¿Con qué argumentos intenta Dª Irene convencer a Dª Francisca acerca de la idoneidad de su matrimonio? ¿Qué cualidades destaca de D. Diego?
    3. ¿Cuál es la razón por la que cree que su hija no quiere casarse?
    4. Explica la actitud de Dª Irene hacia su hija en este fragmento.
    5. Explica también la actitud de Dª Francisca. 
    6. Señala ejemplos de expresiones propias de la lengua coloquial
  • El segundo pertenece ya al Acto III, concretamente a la escena VIII, y en él D. Diego, que ya conoce el romance secreto entre su prometida y su sobrino, intenta que Dª Paquita le confiese la verdadera causa de su tristeza y expone una crítica a la educación que las mujeres recibían en la época. Y estas son las cuestiones a las que debes responder:
(1760-1828)
El sí de las niñas
Acto III, Escena VIII


DON DIEGO.-   No tengo empeño de saber más... Pero de todo lo que acabo de oír resulta una gravísima contradicción. Usted no se halla inclinada al estado religioso, según parece. Usted me asegura que no tiene queja ninguna de mí, que está persuadida de lo mucho que la estimo, que no piensa casarse con otro, ni debo recelar que nadie dispute su mano... Pues ¿qué llanto es ése? ¿De dónde nace esa tristeza profunda, que en tan poco tiempo ha alterado su semblante de usted, en términos que apenas le reconozco? ¿Son éstas las señales de quererme exclusivamente a mí, de casarse gustosa conmigo dentro de pocos días? ¿Se anuncian así la alegría y el amor?  (Vase iluminando lentamente la escena, suponiendo que viene la luz del día.)  

DOÑA FRANCISCA.-   Y ¿qué motivos le he dado a usted para tales desconfianzas?  
DON DIEGO.-   ¿Pues qué? Si yo prescindo de estas consideraciones, si apresuro las diligencias de nuestra unión, si su madre de usted sigue aprobándola y llega el caso de...  
DOÑA FRANCISCA.-   Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.  
DON DIEGO.-   ¿Y después, Paquita?  
DOÑA FRANCISCA.-   Después... y mientras me dure la vida, seré mujer de bien.  
DON DIEGO.-   Eso no lo puedo yo dudar... Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte su compañero y su amigo, dígame usted: estos títulos ¿no me dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una impertinente curiosidad, sino para emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto.  
DOÑA FRANCISCA.-   ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron.  
DON DIEGO.-   ¿Por qué?  
DOÑA FRANCISCA.-   Nunca diré por qué.  
DON DIEGO.-   Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay.  
DOÑA FRANCISCA.-   Si usted lo ignora, señor Don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si en efecto lo sabe usted, no me lo pregunte.  
DON DIEGO.-   Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer.  
DOÑA FRANCISCA.-   Y daré gusto a mi madre.  
DON DIEGO.-   Y vivirá usted infeliz.  
DOÑA FRANCISCA.-   Ya lo sé.  

DON DIEGO.-   Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo. 

  1. ¿Qué preocupa a D. Diego en este fragmento?
  2. ¿Qué actitud muestra ahora D. Francisca?
  3. Explica qué critica D. Diego y los argumentos que da para ello.

Por último, señala y explica los rasgos del teatro Neoclásico presentes en ambos fragmentos (pregunta, por cierto, típica e idonea para un examen).

"El sí de las niñas" es la comedia neoclásica más conocida y representada desde que su autor, Leandro Fernández de Moratín, la estrenara allá por el 1806. Como todo el teatro neoclásico, pretendía criticar la sociedad para contribuir a transformarla, concretamente, en uno de sus aspectos más delicados y generalizados, pero que pocos se atrevían a plantear abiertamene: la educación que se daba a las muchachas, su falta de libertad a la hora de elegir marido y los matrimonios desiguales, situación que mantendría todavía durante mucho tiempo provocando numerosos problemas e infelicidades que la literatura seguirá reflejando durante todo el XIX (ya veréis).


Como sabéis, el teatro es un género literario difeernte a los demás, ya que los autores escriben pensando no en una lectura individual y solitaria de la obra, sino en su representación pública sobre el escenario. Así que mientras no tengáis la oportunidad de disfrutrar de esta obra en vivo (que seguro que algún día tendréis, porque nuestros clásicos son clásicos precisamente por eso, porque tienen suficiente interés, calidad y vigencia para representarse todavía), y aunque el teatro filmado no es del todo teatro, aquí os dejo unas cuantas filmaciones y materiales audiovisuales que podéis encontrar por la red. Como la versión de ahí arriba, disponible en la página "A la carta" de RTVE y que recoge una representación, hace ya unos años, a cargo de la Compañía del Teatro Español de Madrid.

Otra versión ,también de TVE:

  

Pasatiempos dieciochescos


¿
Te atreves a comprobar tus conocimientos sobre el Siglo de las Luces, también conocido como siglo XVIII? ¿Sí? Pues aquí tienes una oportunidad entretenida...

En primer lugar, un  crucigrama que se completa con términos relacionados con ese siglo y su literatura en España. Para verlo en grande pincha aquí.

Y además, un pasatiempo para que relaciones cada obra con su autor y su género. Para verlo en grande, pincha aquí.



ILUSTRACIÓN Y ACTUALIDAD

Para relacionar con la actualidad los textos del Siglo XVIII:
1) A partir de El sí de las niñas, Moratín 
Hay que ver este vídeo de RTVE:
2) A partir de Contra los toros, Jovellanos
ARTÍCULOS RELACIONADOS:
Los exterminadores de Toros de Javier Marías
Torero con sangre de Juan José Millás
Verdad palmaria de Juan José Millás
…y esta infografía sobre las corridas en Colombia:

FUENTES: teresadientedeleon.blogspot.com.es // profevio.wordpress.com

TEST NEOCLASICISMO